En el año 1919 los arquitectos Peró y Torres Armengol diseñaron, sin saberlo, una de las librerías más espectaculares del mundo. En el momento de su creación fue un teatro, pero debido al alto número de espacios artísticos que existían en la capital argentina, cambiaron las bambalinas por libros.
Libros y café. Y por qué no? También vino. Me pareció un lugar perfecto para pararse un rato y dejar de la lado la frenética Avenida Santa Fe, casi esquina con Callao. Los grandes asientos de la parte superior invitan a coger un libro y relajarse a que pase con tranquilidad el tiempo.
La ornamentación del Ateneo es refinada y estilosa. Cuando miras hacia lo alto te topas con una gran cúpula pintada al óleo, que recuerda a los templos eclésiásticos. Los balcones son los antiguos palcos del teatro, que ahora se encuentran muy bien iluminados, dando sensación de amplitud.
Es un lugar donde se respira paz y es sugerente pensar que cientos de artistas, tales como Carlos Gardel, han pisado el escenario donde ahora se puede disfrutar de un tentempié.
Si pasáis por Buenos Aires, no dudéis en entrar en este precioso lugar, incluso a hacer fotos, ya que está permitido y las instantáneas pueden quedar espectaculares.